Las Islas Canarias tienen mucho que ofrecer al mundo. Además de ser un archipiélago compuesto por siete islas paradisÃacas, y de ser por tanto uno de los destinos preferidos a nivel nacional y europeo, los canarios tienen mucho que ofrecer a nivel empresarial. Y en todo el mundo.
Para ello hace falta inversión, dinero. Un dinero que en muchas ocasiones no es fácil de conseguir. La crisis económica que hemos sufrido ha cambiado la mentalidad sobre todo de muchos bancos, que han dejado de prestar capital para que las empresas españolas acometieran acuerdos con el sector exterior. Esto ha frenado la expansión internacional de los nuestros, una expansión que hubiese sido clave para llevar la marca España más allá de nuestras fronteras y combatir contra la situación económica.
Son quince años los que llevo dedicándome a la venta de helados en Las Palmas de Gran Canaria. Durante este tiempo he conseguido convertir a mi entidad en una de las más rentables de la isla y en una auténtica lÃder en el sector en España. Como todavÃa soy joven y puedo embarcarme en muchos retos, el año pasado empecé a plantearme la posibilidad de abrir un par de heladerÃas en el extranjero: una en Nápoles y la otra en Niza. CreÃa que a mi negocio le habÃa llegado la hora de salir de casa. VeÃa posible convertirlo en una auténtica franquicia.
La idea que tenÃa era perfecta. HabÃa hablado con un par de personas que regentaban heladerÃas en dichas ciudades. Su situación económica no era buena y necesitaban capital para conseguir salvar su negocio. El trato que les proponÃa era el siguiente: yo aportaba el capital y, a cambio, la entidad pasaba a ser una filial de mi heladerÃa en Las Palmas. SalÃamos los dos ganando.
Aunque también querÃa buscar mi sitio en ciudades como Barcelona o Málaga, mi prioridad eran Nápoles y Niza. Pero conseguir abrir una heladerÃa allà no iba a ser una tarea fácil a pesar de los acuerdos que habÃa conseguido. Y todo porque necesitaba capital. Algunos bancos me habÃan dado largas en cuanto les habÃa explicado el proyecto. Después de visitar algunas entidades más, la idea estaba en claro peligro: nadie apostaba por mÃ. Comenzaba a estar francamente desesperado y decepcionado. ¿Cómo era posible que no se mostrara la menor ayuda para un emprendedor? ¿Asà querÃamos salir de la crisis?
Desde luego, necesitaba encontrar una solución. Y la encontré en Cofides, una entidad dedicada a financiar proyectos españoles en el extranjero. Ricardo, un buen amigo mÃo, me habÃa recomendado que les llamara para explicarles mis pretensiones. Pensaba que me ayudarÃan a resolver mi problema. Y la verdad es que no podÃa tener más razón. Ha pasado algún tiempo desde esto y le sigo estando agradecido.
Efectivamente, desde Cofides mostraron interés en mi proyecto desde el mismo momento en el que me puse en contacto con ellos. Cuando acudà a la reunión para presentar la documentación legal de mi empresa y vieron que todo estaba en orden, me confirmaron que disponÃa del dinero suficiente para comprar las tiendas de Nápoles y Niza, algo que por fin, y tras muchos esfuerzos, confirmaba la expansión internacional de mi empresa.
Sin sitio para la decepción
Monté el organigrama de mi nueva franquicia, compuesta ahora por varias heladerÃas. SabÃa que tenÃa que tener paciencia, porque el negocio muchas veces no nos da dinero y alegrÃas de manera inmediata. Pero la realidad fue bien distinta en mi caso, porque desde el primer momento comencé a ver que todas las tiendas conseguÃan un margen de beneficios importante.
Tanto fue asà que apenas cuatro meses fui capaz de devolver a Cofides todo el capital que me habÃa prestado para la adquisición de las tiendas en Nápoles y Niza. No es que me hubieran exigido que lo hiciera en ese tiempo. Para nada. Me habÃan ofrecido unas condiciones de devolución bastante asequibles para mà y a un interés bajo. Sin embargo, preferà hacerlo como sÃmbolo de agradecimiento por los servicios prestados, que me permitieron no solo expandir mi empresa hacia el extranjero, sino expandir también el nombre de España y de las Islas Canarias.