Cuando a mis amigos les dije que mi antiguo oficio de traductor jurado (ya llevo unos cuantos años jubilado) en el seno de una agencia de traducción similar a la empresa Jti (Traducción e Interpretación Jurada), en la que había empezado a trabajar al finalizar mi carrera, se había asimilado a veces y en cierto modo a una especie de labor social, mis compañeros se burlaron de mí y empezaron a llamarme “Santa Teresa de Calcuta”, “Abate Pierre” y a soltarme otras sandeces por el estilo. ¡De verdad! Pfff… ¡Qué ignorantes! Sin embargo, os puedo asegurar que a menudo una de las numerosas ventajas que ofrece la traducción e interpretación jurada, a diferencia de otras modalidades de esta disciplina, es que esta rama posee una vertiente de tipo social, ya que muchos de sus fines no son en absoluto comerciales, etc., sino que buscan verdaderamente resolver algunos trámites importantes para facilitar la vida y el día a día de muchas personas. Pues, hay que saber, en efecto, que los traductores jurados pueden “celebrar” uniones, firmar contratos, aportar soluciones a numerosos problemas legales, que pueden, asimismo, convalidar certificados, diplomas y títulos extranjeros para que estas personas puedan ejercer sus oficios en los países donde se instalen y vivir decentemente de ello, al igual que lo hacían en sus países de origen.
¿Simple y aburrido papeleo?
Para una gran mayoría de la gente, estos detalles les parecerán simples y aburridos papeleos, documentos académicos, comerciales, jurídicos o técnicos sin gran importancia y nada más. Pero en realidad, si se paran a pensar, lo cierto es que el traductor jurado puede a veces salvar –incluso– vidas, ya que éste forma parte de una cadena solidaria y humana, aunque estas personas no se conozcan entre sí. Os doy un ejemplo para que lo comprendáis y asimiléis mejor. Si el expediente laboral de un cirujano que necesita ser traducido y sellado en otro idioma permite finalmente que este médico pueda operar a niños y a adultos en países tercermundistas, en guerra, en vía de desarrollo, etc., con ello, lo digo todo y no digo nada… ¿No es así? Con lo cual, quién desprestigie este trabajo, sencillamente no lo conoce ni sabe lo que puede ofrecer y qué problemas es capaz de resolver. Además, nunca se sabe lo que la vida nos depara. Por ello, cualquier persona, de la noche a la mañana, puede necesitar los servicios de un intérprete o traductor jurado nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para, por ejemplo, comparecer en un juzgado u otro tipo de declaraciones formales, en las que las interpretaciones juradas se trasladen a otro idioma. Este tipo de situaciones son, de hecho, más bien corrientes y comunes porque forman parte de la vida diaria en organismos como ayuntamientos, notarías, juzgados, universidades, bodas, interrogatorios, firmas de contratos, eventos de carácter oficial, etc.
En definitiva, esta faceta del trabajo de traductor e intérprete jurado es más bien desconocida y, sin embargo, merece respeto y consideración, puesto que no sólo estos profesionales traducen de un idioma a otro, sino que también ayudan a muchas personas en su día a día. Como lo veis, no faltan situaciones en las que se necesiten los servicios de un traductor jurado oficial. Por ello, ¡quedaos con el nombre de Jti, este traductor jurado de italiano. Esta agencia de traducción ofrece un servicio de interpretación jurada de gran calidad y a unos precios muy competitivos. Gracias a la dilatada experiencia de sus intérpretes y traductores jurados nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, conocen todas las distintas áreas de especialización de la interpretación jurada y son, por ello, fundamentales y necesarios a la sociedad.