La verdad es que no sé si es una buena o mala noticia. Pero los indicadores económicos dicen que la construcción vuelve a ser, junto al turismo, el motor que hace que Canarias sobreviva. Y digo que uno no sabe ya si es bueno o malo porque me viene a la memoria la famosa crisis del año 2008, esa que José Luis Rodríguez Zapatero negó, y uno se pone a temblar.
La economía de Canarias ha encadenado 17 trimestres de crecimiento continuado, según la Contabilidad Trimestral elaborada por el Instituto Canario de Estadística (Istac), que añade que durante el cuarto trimestre de 2017, el PIB del archipiélago subió un 3,1% interanual. La evolución del PIB por sectores, el que más crece es el de la construcción, con un incremento del 4,8% en comparación con el mismo trimestre de 2016. Números que indican que de nuevo las grúas y los andamios están de moda.
Mano de obra no cualificada
Como ves, el sector de la construcción ha comenzado a crecer en Canarias y comienza a demandar de forma progresiva mano de obra. Actualmente emplea a 46.300 trabajadores tras crecer en el último año en casi 8.000 personas (un 20%) y las previsiones es que mantenga el ritmo de crecimiento. Sin embargo, las empresas y promotoras no están encontrando mano de obra cualificada y que encaje en el perfil que buscan. ¿Por qué? Pues porque los 145.000 ocupados que había en 2007 han desaparecido con la crisis. Algunos han cambiado de sector, otros se han jubilado y una gran mayoría se ha marchado. Las empresas no encuentran personal con el perfil que demandan.
La falta de personal se centra en albañiles (lo más demandados), encargados de obra y jefes de obra y perfiles especializados en instalaciones eléctricas y saneamiento, seguido de carpintería de madera, sobre todo colocación de puertas y ventanas y pintura. Hay que recordar hace años cuando cualquiera valía para subirse al andamio. Esto provocaba que muchos estudiantes dejaran de trabajar y se fueran a ganar 1.500 euros al mes. Como se vio, fue pan para hoy pero hambre para mañana. Ahora, ellos mismos y el sistema lo están acusando.
Falta de personal
La falta de personal para las obras, sobre todo de edificación y rehabilitación, está generando tensiones y problemas en las empresas. Incluso muchas empresas barajaban traer personal de la Península pero lo ha descartado porque, debido a la presión del alquiler vacacional, en esta isla no hay vivienda para poder alojarlos. Y es que el precio del alquiler es otro problema que vivimos en la isla, y del que parece que no hemos aprendido. Por comunidades autónomas, todas registran precios superiores a las que tenían hace un año, con Canarias a la cabeza, donde los propietarios piden un 27,8 % más por arrendar sus viviendas que hace un año.
Con estos datos, la verdad es que no se puede ser muy halagüeño. Lo que hay que hacer es pensar con la cabeza y comenzar edificios por los cimientos, y nunca mejor dicho. Lo más importante para este sector es rodearse de buenos profesionales. Como es el caso de Cubiertas Estévez, que es una empresa de Madrid con una amplia experiencia en construcción y reforma de cubiertas y tejados en mal estado de edificios de particulares o empresas.
Formación
Ellos lo tienen claro. La formación es una de sus preocupaciones. Por eso su equipo se mantiene al día de los últimos avances en la industria de la construcción y rehabilitación de cubiertas para tejados. Para el desarrollo de sus trabajos de construcción, rehabilitación o reforma de cubiertas y tejados disponen de las herramientas más sofisticadas, los materiales de la mejor calidad y los últimos avances en seguridad y reparación de tejados. Así es como se logra hacer un hueco en un sector. Todos sus profesionales están perfectamente cualificados y cuentan con gran experiencia en el sector de la reparación de cubiertas y tejados de edificios.
Estamos de acuerdo que la construcción es un sector importante para la economía de un país, pero no se puede basar todo en ello. Lo mejor es la formación, y en esta modalidad también. No hay nada peor que olvidar el pasado para que se vuelva a repetir. Y eso no lo queremos nadie.