Muchas son las cosas que nos hacen especiales a los canarios. El clima, el acento, que tanto gusta fuera del archipiélago, nuestros guanches, el mar, el terreno volcánico de nuestras islas… Y el reloj, esa hora que va por detrás nuestro reloj, que siempre hay que recordarlo. “Son las siete, una hora menos en Canarias”. ¿Verdad que lo hemos escuchado en multitud de ocasiones? Para un habitante de las islas, sobre todo si viaja mucho a la península, es importante el reloj. En los últimos tiempos, la posibilidad de comprar relojes baratos, que ofrezcan una calidad incuestionable, ha crecido con el aumento de los establecimientos y las páginas web de compra y venta de material online. Sin embargo, hace años, un reloj era asociado siempre a un desembolso importante, o al menos, no a uno de bajo perfil. Los relojes eran considerados como un complemento de vestuario necesario (antes los teléfonos no eran tan habituales como lo son en los tiempos que corren, en los que todo el mundo puede mirar la hora en su dispositivo), pero a la vez ostentaba un cierto hálito de lujo. Por eso, un reloj era un clásico regalo para eventos como los cumpleaños, aniversarios e incluso comuniones y bodas. No es casualidad que, además, en las empresas fuese uno de los regalos clave cuando un miembro del equipo de personal se jubilaba o cumplía un elevado número de años al servicio de esa entidad. El reloj era asociado a un cierto estatus dentro de las prendas y complementos, tanto masculinos como femeninos.
A qué se debe esto es difícil de saber a ciencia cierta. Lo que sí podemos intuir es que ese protagonismo del reloj ha crecido con la reciente consolidación del tiempo como una especie de valor de cambio. “El tiempo es oro”. ¿Cuántas veces lo habremos escuchado? Podemos estar de acuerdo o no, pero la sensación es que esta afirmación está mucho más extendida de lo que parece. Precisamente, hace unos fines de semana, el suplemento XL Semanal, que entrega el diario ABC (y algunos otros periódicos de tirada nacional y regional) cada domingo a sus lectores, publicaba una entrevista con el cineasta mejicano candidato al Oscar, Alejandro González Iñárritu (Birdman, 2014; El renacido, 2015; etc.), en la que el titular era, precisamente, sobre esta idea. “Algún idiota dijo una vez que el tiempo es dinero. Esa frase ha destruido el mundo”, aseguraba el director, que ganó el año pasado el Oscar por la película Birdman, o la inesperada virtud de la ignorancia. Sin salirnos de los suplementos dominicales de los diarios de prensa de nuestro país, otra muestra de la importancia del reloj en el día a día la ofrecen los catálogos de relojes que ofrecen los establecimientos cada cierto tiempo como acompañante de estos suplementos. Y también los números especiales sobre relojes que entregan las revistas como Esquire, FHM y otro tipo de publicaciones, normalmente destinadas al público masculino, para el que el reloj sigue siendo uno de los complementos de moda preferidos.
Por momentos parece que el teléfono móvil ha matado al reloj clásico, pero lo cierto es que en un tiempo en el que, precisamente, el tiempo se ha convertido en uno de los valores de cambio, el reloj sigue teniendo la importancia que ha tenido siempre. Y en esto sí que es indiferente la procedencia. Si eres canario, con todos los cambios de hora que sufres al viajar de las islas a la península y viceversa, te acostumbras a llevarlo y manipularlo, pero si eres de la península, y sobre todo si vives en una ciudad grande, tu deambular de un lado para otro, siempre con prisa, probablemente también te obligue a portar esta prenda tan venerada como odiada, precisamente por representar esa prisa continua en la que estamos inmersos en la sociedad. Sea como sea, hoy es posible encontrar calidad e incluso relojes de marca baratos para el día a día. El secreto está en internet, en saber encontrar la empresa de confianza, el establecimiento que consiga equilibrar calidad y precio a través de su oferta en la red de redes. Y en convertirla en aliada de nuestro tiempo, nuestro oro del siglo XXI.